Al elegir un esquema de color para un niño, la pauta para los padres, por regla general, son sus propias preferencias de gusto, tendencias de moda o estereotipos sociales.
En lugar de guiarse por los factores enumerados, la diseñadora Yulia Tychino, experta de la publicación en línea BelNovosti, aconseja centrarse en aquellas soluciones de color que serían lo más cómodas posible para la percepción del niño.
El color amarillo es sólo uno de ellos.
Una habitación infantil decorada en tonos amarillos sin duda se convertirá en una habitación soleada y luminosa que evocará en su bebé sólo emociones positivas.
Según los expertos, este color soleado tiene un efecto beneficioso sobre la concentración y también puede mejorar el estado de ánimo.
Por último, estos tonos estimulan el desarrollo intelectual, tienen un efecto positivo sobre la intuición e incluso pueden aumentar la agudeza visual.
Sin embargo, no se debe hacer la vista gorda ante posibles contraindicaciones.
Estos incluyen la psique excitable del niño, así como la hiperactividad. En tal situación, la mejor opción serían los tonos que tengan un efecto calmante, por ejemplo, el gris o el verde.