Consumiendo determinados alimentos en determinados momentos se pueden potenciar sus propiedades beneficiosas.
Por ejemplo, es mejor consumir queso por la mañana y plátanos por la noche. Expliquemos por qué.
Se recomienda consumir plátanos por la noche ya que contienen grandes cantidades de magnesio.
Este elemento ayuda a relajar los músculos después de un día ajetreado.
Además, los plátanos saturan y envuelven perfectamente el estómago, contribuyendo a normalizar su funcionamiento.
El queso también sacia perfectamente el hambre, pero se recomienda consumirlo por la primera mitad del día.
Comer queso por la noche puede provocar problemas digestivos; este producto es difícil de digerir.