Durante el “uso”, la ropa de cama se contamina con partículas de piel, aceites grasos naturales, saliva y sudor.
Esto crea las condiciones ideales para los ácaros del polvo y las reacciones alérgicas.
Según la mayoría de los investigadores, conviene "vestir" mantas y almohadas con fundas de edredón y fundas de almohada al menos una vez cada dos semanas.
Si el propietario de la cama suda mucho, entonces se debe aumentar la frecuencia de cambio de las sábanas; en este caso, la ropa de cama debe lavarse semanalmente.
Otras razones para cambiar la ropa de cama con más frecuencia incluyen alergias o asma, sensibilidad al polvo, infecciones o heridas abiertas.
Las sábanas se ensuciarán más rápido incluso cuando tu mascota peluda (o no tan peluda) duerma contigo.
Por último, tus hábitos alimentarios en la cama también deberían influir en la frecuencia con la que cambias la ropa de cama.
Las recomendaciones anteriores funcionan para adultos. Si hablamos de bebés recién nacidos, es mejor para ellos rehacer la cama una vez cada cinco días.
Muy a menudo, aproximadamente una vez a la semana, vale la pena cambiar la ropa de cama de los niños mayores.