En ocasiones podemos notar que aparece espuma blanca en un tarro de miel, lo que puede generar dudas sobre la calidad de la miel. ¿Qué significa esta espuma y se puede utilizar?
La espuma blanca en un frasco de miel no es un signo de falsificación o deterioro de la miel, sino un proceso natural asociado con la cristalización de la miel.
La cristalización es la transición de la miel de un estado líquido a un estado sólido o semisólido, durante la cual se forman cristales de azúcar. Este proceso depende de muchos factores como temperatura, humedad, tipo de miel, presencia de impurezas, etc.
Cuando la miel cristaliza, se vuelve más densa y pesada, y el agua contenida en la miel sube a la superficie y forma espuma.
La espuma está formada por burbujas de aire que reflejan la luz y le dan un color blanco. La espuma no afecta la calidad y propiedades de la miel, solo indica su naturalidad y pureza.
Si no te gusta el aspecto de la espuma en tu tarro de miel, puedes deshacerte de ella fácilmente de varias maneras.
Quita la espuma con una cuchara o un cuchillo y deséchala. La espuma no es dañina, pero tampoco aporta ningún beneficio particular, ya que contiene poca miel.
Calentar la miel al baño maría o en el microondas a 40-50 grados. Al mismo tiempo, la espuma se disolverá y la miel se volverá líquida y transparente.
Sin embargo, este método puede reducir el valor nutricional y medicinal de la miel, ya que cuando se calienta, la miel pierde algunas de sus vitaminas, enzimas y antioxidantes.
Vierta la miel en otro frasco, dejando espuma en el fondo del primer frasco. Este es el método más sencillo y seguro que no afectará la calidad de la miel.
Si desea evitar que la miel forme espuma y cristalice, existen algunas reglas de almacenamiento de la miel que puede seguir.
Guarde la miel en frascos de vidrio o cerámica bien cerrados que no dejen pasar el aire ni la humedad. No se recomienda almacenar la miel en frascos de metal o plástico, ya que pueden oxidarse y liberar sustancias nocivas.
Guarde la miel en un lugar oscuro y seco donde la temperatura no supere los 20 grados. No coloques la miel al sol, cerca de un radiador u otras fuentes de calor, ya que esto favorece la cristalización y la pérdida de propiedades beneficiosas.
No mezclar la miel con otros productos como azúcar, sal, harina, leche, etc. Esto puede provocar fermentación y deterioro de la miel, así como la formación de espuma.