Los nutricionistas recomiendan reconsiderar el consumo de grandes cantidades de pan fresco si presenta síntomas de enfermedad gastrointestinal.
La nutricionista considera que el pan fresco tiene una acidez demasiado alta en comparación con la versión rancia.
Si una persona tiene alteraciones en el funcionamiento del tracto gastrointestinal, dichos alimentos pueden provocar una exacerbación de determinadas enfermedades.
Pero hay una solución a este problema: espere un poco.
Basta con comer pan horneado hace unas nueve horas o, mejor aún, comprar el pan de ayer.
Esta sencilla solución evitará que se agraven la gastritis y las úlceras pépticas, ya que el pan o las galletas saladas de ayer son más saludables para el estómago.
De cualquier manera, hornear demasiado puede ser perjudicial para la salud.
Al consumir grandes cantidades de pan podemos olvidarnos de la moderación a la hora de comer.