El alimento más consumido en todo el mundo es el pan. Este es un producto alimenticio universal que no solo satura, sino que también fortalece el cuerpo, lo nutre, favorece el crecimiento, regula la función intestinal y apoya las funciones vitales.
Y este es un hecho indiscutible que se aplica a todas las naciones, independientemente de las características de su cocina nacional.
Existen diferentes tipos de pan, pero en general este alimento es esencialmente el mismo, ya que los ingredientes que contiene son idénticos.
Independientemente de cómo se prepare o de su aspecto, un buen pan es sano y necesario. No es sólo un alimento cotidiano, sino también una gran opción para el placer.
Sin embargo, una condición importante para ello es el almacenamiento del pan, que debe ser tal que se mantenga fresco y fragante. Para ello es necesario que el pan tenga acceso al aire. Cerrarlo en una bolsa de plástico no es la mejor solución para guardarlo.
Cuando el pan se ve privado del acceso al aire, queda humedad en él, se evapora y el producto de masa se convierte en un ambiente muy fértil para el desarrollo de moho y hongos.
Existen muchos trucos para conservar el pan y conviene conocer al menos algunos de ellos.
Para que se mantenga suave y fresco por más tiempo, añade a la panera un trozo de manzana, patata picada o un poco de sal de mesa.
Las manzanas y las patatas contienen humedad. Cuando se cortan, comienzan a secarse. Al mismo tiempo, su humedad natural se evapora y se transfiere al pan junto con sus aromas. El pan con sabor a manzana es una idea interesante no sólo para los amantes de las frutas aromáticas.
La sal de mesa es un absorbente fuerte. Elimina el exceso de humedad y mata los gérmenes en la cocina. Por ello, se recomienda espolvorear sal en esta zona que está expuesta a la humedad, olores y sustancias nocivas que se liberan durante el proceso de cocción.
Esta forma sencilla e inteligente de conservar el pan también se puede aplicar a la pasta.