Sucede que ni siquiera los levantadores de pesas pueden abrir las cerradoras con tapones de rosca. Obedeciendo las leyes de la física, la tapa parece crecer junto con el frasco, y luego se utilizan medios improvisados.
Pero esto puede arruinar el cuchillo o la tapa, que, al doblarse, ya no podrá cerrar herméticamente el recipiente. Hay opciones para este caso.
Por lo general, en tal situación intentan quitar la tapa con un cuchillo, empujar el frasco bajo el chorro de agua caliente o golpear el fondo hasta que se oiga un clic característico.
Lo bueno del método propuesto a continuación es su simplicidad. Es decir, ayudará cuando no haya nada a mano: agua caliente, un encendedor, aceite, una llave o un cuchillo.
Tendrás que actuar con tus propias manos. Literalmente. Pero es mejor usar guantes de goma o al menos llevar una toalla para que no se te resbalen las manos.
Luego, toma la tapa con la mano izquierda. Intentamos con todas nuestras fuerzas girarlo en sentido antihorario, presionando desde arriba.
Al mismo tiempo, con la mano derecha, desplace el frasco en el sentido de las agujas del reloj.
El procedimiento deberá repetirse 3-4 veces, pero después de tales ejercicios la tapa no aguantará y sucumbirá a su perseverancia.