Mientras cocinan patatas, algunas amas de casa añaden un poco de aceite vegetal al agua hirviendo.
Lo hacen por una razón: el suplemento ayuda a lograr dos resultados importantes a la vez.
En primer lugar, el proceso de cocción se acelera significativamente.
En segundo lugar, la guarnición resulta mucho más apetecible.
Si, mientras prepara patatas hervidas, el cocinero añade 1 cucharada a la sartén. l. Aceite de girasol, se forma una película en la superficie del agua.
Gracias a esta capa, la temperatura del líquido se mantendrá muy alta.
Como resultado, la solanácea estará lista mucho más rápido de lo habitual.
Otro resultado de agregar aceite al agua será una mejora en el sabor del plato.
Las patatas se volverán más apetecibles gracias a una cocción rápida, así como al sabor del propio aditivo.
Para que la guarnición sea aún más sabrosa, debes seguir tres reglas adicionales.
Primero: es recomendable colocar las patatas crudas en la sartén después de que el líquido del recipiente comience a hervir.
La segunda regla: no te excedas con el agua. Es necesario verter en la sartén suficiente líquido para que las verduras queden completamente cubiertas, pero no “en profundidad”.
Tercera regla: la sal se debe agregar solo en la etapa final de cocción.
Anteriormente te contamos qué pasa si remojas las patatas en agua antes de freírlas.