No asumas que la bebida aromática perfecta sólo se puede degustar en una buena cafetería: puedes prepararla tú mismo.
La tarea principal es deshacerse de los errores que pueden arruinar irremediablemente el café.
Lo ideal es almacenar el café directamente en grano y molerlo en porciones según sea necesario. El producto debe almacenarse en un embalaje hermético.
También hay malas noticias para quienes gustan de abastecerse de café: cuanto más tiempo se almacena, menos sabroso, aromático y de calidad se vuelve.
No importa qué método de preparación de café elijas: si utilizas una prensa turca, una prensa francesa o una taza normal. La tarea principal es evitar que el café entre en contacto con el agua hirviendo.
El agua no debe estar a más de 95 grados.
Con ingredientes simples puedes transformar literalmente una taza de café, convirtiéndola en una verdadera obra maestra. En climas fríos, puedes agregar jengibre en polvo y pimienta negra a la bebida. Para mejorar el sabor, añade un poco de sal.
En lugar de azúcar normal, conviene añadir jarabe de caña o de arce.
Además, no te olvides de la canela y la nuez moscada.