Al preparar tartas de queso, muchos cocineros aficionados utilizan el primer requesón que encuentran.
Pero con este enfoque, el plato puede terminar con una consistencia desafortunada y simplemente resultar insípido.
Al comprar requesón para tartas de queso, es necesario prestar atención al contenido de grasa del producto.
Ignorar este punto puede provocar un grave fracaso culinario.
Un gran error es utilizar un producto demasiado seco. En primer lugar, no resultará una masa de cuajada normal: será muy difícil hacer tartas de queso.
En segundo lugar, este requesón tiene un sabor amargo pronunciado.
Eso sí, se puede “camuflar” añadiendo una gran cantidad de azúcar granulada. Pero entonces el plato resultará más dañino, borroso y posiblemente quemado.
El requesón demasiado graso tampoco es adecuado para tartas de queso. La suavidad excesiva y la consistencia acuosa del producto deberán corregirse con abundante harina, por lo que el alimento perderá su ternura y su sabor básico.
El producto debe tener un contenido medio en grasa. La cifra ideal es el 9 por ciento.
El uso de requesón como ingrediente garantiza la preparación de pasteles de queso hermosos, enteros, rosados y apetitosos.