Con estas reglas, incluso un cocinero novato podrá preparar pasteles perfectos.
En el proceso de preparación de muchos platos surgen varias dificultades. El relleno de las tartas se sale o se rompen solos.
Hay tres errores comunes que a veces cometen incluso los chefs experimentados. Basta tenerlos en cuenta y las tartas ya no “explotarán” en el horno.
En primer lugar, alta temperatura. A menudo es por esto que se produce un fiasco culinario. La temperatura óptima para las tartas es entre 180 y 200 grados.
En segundo lugar, la golosina se echará a perder si la masa no se mantiene bien unida. La próxima vez deberás prestar especial atención a esto. Necesitas pellizcar bien la masa.
En tercer lugar, una gran cantidad de relleno. Esto es lo que hacen los que temen que las tartas queden como una hogaza. Muchos chefs intentan que los productos horneados sean sabrosos y dulces, por lo que añaden más relleno.
Pero este es uno de los errores más comunes. Hay una regla de oro: la proporción entre relleno y masa es de 1:1, no más.