Aspecto apetitoso y friabilidad: solo si se cumplen estas condiciones podemos decir que la papilla de arroz está bien preparada.
Si el plato resulta viscoso y amarillento (o grisáceo), es evidente que el cocinero no conoce ningún truco interesante.
La esencia del truco de vida es utilizar un ingrediente adicional al cocinar arroz.
Si utiliza un aditivo, el tratamiento térmico no impedirá que el cereal mantenga su color blanco ideal.
El arroz se volverá blanco y quebradizo si hay algún componente ácido en el agua.
La opción ideal es el jugo de limón. Sólo unas gotas son suficientes para toda la sartén.
La bebida se puede sustituir por limón, previamente disuelto en líquido limpio.
El uso de cualquiera de los ingredientes anteriores aumentará significativamente las posibilidades de que la papilla se desmorone y conserve el color deseado.
Para consolidar el resultado, es necesario seguir otras reglas de preparación del plato.
Por eso, es recomendable verter el arroz en agua ya hirviendo. Además, las gachas no se deben cocinar en una cacerola cerrada. En otras palabras, no es necesario utilizar tapa.