De hecho, la miel puede ser un buen sustituto del azúcar, pero en algunos casos los expertos desaconsejan dicho sustituto.
En un esfuerzo por perder peso o simplemente reducir el consumo de azúcar, muchos buscan opciones alternativas “suaves” y seguras.
En primer lugar me viene a la mente la miel, que ayuda con los resfriados. Sin embargo, tal reemplazo tiene sus propios matices importantes, ignorando los cuales son peligrosos para la salud.
Los nutricionistas señalan que la miel no es la mejor opción para perder peso. Tanto el azúcar como la miel contienen carbohidratos rápidos, por lo que el contenido calórico difiere ligeramente.
Muchos cocineros recuerdan la miel no sólo cuando hierve la tetera. Este producto se suele añadir a los productos horneados.
La miel natural contiene enzimas. El producto los contiene gracias al néctar de flores y a la saliva de abeja. Con su ayuda, el producto se almacena durante mucho tiempo. Las enzimas inhiben el desarrollo de bacterias y hongos.
Sin embargo, es mejor almacenar los compuestos proteicos en un lugar fresco y sin luz solar directa.
Durante el tratamiento térmico, las enzimas se destruyen. En cambio, aparecen sustancias peligrosas. Así, la formación de carcinógenos comienza a 35 grados. Por tanto, los expertos creen que la miel es segura para el organismo si no ha sido sometida a un tratamiento térmico.