¿Recuerdas la deliciosa tortilla de jardín de infantes, tierna y esponjosa? A muchos niños simplemente les encantaba este plato.
Al crecer, algunas personas intentaron repetir el plato en casa.
El resultado fue una mezcla de leche y huevo completamente comestible. Pero estaba claramente lejos de la deliciosa comida que se servía en el jardín de infancia.
¿Cuál es el secreto de la ternura de una tortilla de jardín de infantes? La respuesta es sencilla: se cocinó en el horno, no en una sartén.
Hay varias razones por las que conviene hornear una tortilla en el horno.
En primer lugar, puedes utilizar un molde que no sea ancho y a la vez bastante profundo. Esto significa que el cocinero tiene la oportunidad de determinar de antemano la altura del plato. La tortilla se puede hacer muy alta.
En segundo lugar, puede hacer que la mezcla de huevo crudo sea líquida de manera segura, porque dicha masa definitivamente no se esparcirá en un molde estrecho. Es la consistencia líquida la que aumenta las posibilidades de preparar un plato aireado.
En tercer lugar, no es necesario añadir harina, lo que a menudo priva a la tortilla de ternura.
Necesitas tomar seis huevos y separar las yemas de las claras. Ambos componentes deben batirse en recipientes separados.
Vierta un vaso y medio de leche en la mezcla de yemas. Las proteínas se deben agregar gradualmente a la masa resultante.
La base preparada se debe verter en una fuente para horno untada con mantequilla.
Cuece la tortilla en el horno a 180 grados durante 30 minutos. Durante este período, nunca se debe abrir la puerta del horno: la tortilla puede perder su esponjosidad.
Si todo se hace correctamente, el resultado será una auténtica obra maestra culinaria.