El té de hibisco es conocido desde la antigüedad por su sabor inusualmente brillante y sus cualidades beneficiosas.
Pero para que la bebida revele plenamente su mejor lado, es necesario conocer algunos matices de su elaboración.
Al elegir el té, debes prestar atención a las flores. Los cogollos de alta calidad son grandes y se rompen en las manos. Si se doblan, significa que las tazas no se secaron, sino que se empaparon en materias primas.
El tono y el aroma del producto también lo dicen todo. Las flores de color burdeos oscuro o rojo intenso, que exudan un aroma agradable, darán la mejor bebida.
Hay dos formas principales de preparar té de hibisco: clásica y rápida.
El proceso lleva tiempo, pero el resultado merece la pena. Aproximadamente 1 cucharada. l. Los cogollos se vierten con agua fría y se dejan durante 2-5 horas.
Luego el líquido se calienta al fuego a 100 °C y se hierve durante 3 minutos, luego se filtra y se sirve caliente.
Esta opción es ideal para aquellos que no tienen tiempo para esperar y quieren disfrutar de una bebida ahora mismo. Puedes alejarte de los cánones de la versión clásica. Para preparar la inflorescencia (1 cucharada), vierta agua hirviendo y déjela por varios minutos.
En Egipto, el té de hibisco es la bebida nacional. Los faraones lo bebían en la antigüedad. Pero la bebida no sólo es popular en el estado norteafricano.
El hibisco se bebe en Senegal y Nigeria (África occidental), donde el té se complementa con jengibre, anís estrellado, clavo, canela y, a veces, se añaden manzanas, cítricos y otras frutas. Además, algunos amantes de la bebida mejoran el sabor con menta y miel.