El borscht rojo no es sólo un primer plato colorido, sino también los ingredientes que lo acompañan, siendo el principal el ajo.
El ajo ocupa un nicho aparte en la cocina y requiere un enfoque individual. Por ejemplo, al pilaf hay que añadirlo entero y, a veces, ni siquiera pelarlo.
En el borscht, como en otras verduras, no hay lugar para el ajo sin pelar, pero también hay que añadirlo a la comida con prudencia.
Dicen que es una cuestión de gustos, pero para disfrutar plenamente del sabor bastan unos 2-3 dientes medianos por cada 3 litros de líquido.
A veces, el ajo no se tritura con una prensa, sino que se corta con un cuchillo. En cuanto al borscht y los primeros platos como tales, es mejor utilizar una prensa o moler los dientes hasta obtener una pasta de otra forma.
Puede hacerlo individualmente, poniendo en su plato exactamente tanta masa de ajo como lo permitan las características individuales de su cuerpo.
Pero en cualquier caso, esto hay que hacerlo al final de la cocción para que el sabor y aroma no se pierdan.
Si decide agregarlo al borscht terminado y a una cacerola común, no olvide hervirlo, apagar el fuego, tapar el plato con una tapa y dejar reposar el borscht durante otros 10 a 15 minutos antes. servicio.
¡Buen provecho!