Los cocineros inexpertos se enfrentan a un problema: al día siguiente una rica sopa se convierte en auténtica gelatina.
Esto sucede debido a un error. Para evitar que se repita, no es necesario cambiar radicalmente la receta ni echar un “ingrediente secreto” a la sartén.
Pero hay que tener en cuenta un matiz que convierte el primer plato en gelatina. Se trata de carne con hueso.
Si la sopa se ha espesado, es probable que se hayan agregado demasiados huesos al plato. Liberaron una cantidad significativa de colágeno, lo que llevó a este resultado.
No es necesario tirar este plato. Calienta la gelatina lo suficiente para que recupere su forma líquida. Pero en el frigorífico el plato volverá a endurecerse.
La próxima vez es mejor añadir menos huesos y un poco más de agua. El caldo quedará menos rico, pero no se convertirá en gelatina. Es importante mantener el equilibrio al preparar la sopa, de lo contrario el primer plato puede volverse gelatinoso fácilmente.