Las frambuesas son la baya más deliciosa y saludable porque contienen muchas vitaminas.
Con ella se elaboran deliciosas mermeladas, compotas y se utiliza como relleno para tartas, albóndigas y pasteles. La principal condición para la cosecha es la conservación de todas las vitaminas y minerales de las bayas.
No es necesario lavar las frambuesas caseras de su propio jardín. Clasifíquelos con cuidado, dejándolos enteros y sin daños.
Enjuague las frambuesas compradas en un supermercado o mercado en un colador con agua fría y séquelas con una toalla de papel. Y luego meterlo en bolsas selladas de 20x40 cm y meterlo en el congelador. Estas bolsas contienen solo 2-3 porciones de frambuesas, lo que resulta muy beneficioso a la hora de consumirlas.
Para ello, cubra una pequeña tabla de cocina o un platillo plano con papel pergamino o papel de aluminio y coloque las frambuesas encima a cierta distancia. Transfiera al congelador y deje congelar por completo. Luego retira y coloca las bayas en una bolsa sellada y colócala en el congelador.
Para descongelar las frambuesas, colócalas en un plato en una capa y colócalas en el estante del refrigerador. O colóquelo sobre la mesa de la habitación si la temperatura en su interior no supera los 20°C.
El tiempo para que las frambuesas se sequen por completo en una secadora eléctrica es de unas 20 horas. Resulta simplemente perfecto no solo en forma, sino también en sabor. Se utiliza un horno para secar frambuesas. Para ello, coloque las bayas en una bandeja para horno cubierta con pergamino, transfiéralas a un horno precalentado a 60 °C y programe el modo de convección durante 6 horas. Para hacer circular aire en el horno, abra ligeramente la puerta del horno.
Sin embargo, no debes alejarte demasiado de las frambuesas para evitar que se quemen.
Las bayas secas deben almacenarse en frascos de vidrio limpios y secos, cubiertos con tapas o sellados herméticamente.