Deliciosos pasteles de queso que no se deshacen en la sartén, no se queman ni se derriten: esto es toda una ciencia.
Dependiendo de con qué mezcló el cocinero, las tartas de queso se ven diferentes. Para algunos son esponjosos, para otros se desmoronan, para otros quedan planos, como tortas.
Además del hecho de que para las tartas de queso es necesario tomar requesón con un contenido de grasa adecuado (5-9%), es necesario limitar la cantidad de ingredientes líquidos para no agregar exceso de harina. Cuanto más, más densas resultan las tartas de queso.
Algunas personas prefieren pasar el requesón por un colador y limitar la cantidad de azúcar, y esto también es correcto.
Pero todos estos esfuerzos pueden ser en vano si no sabes cómo añadir los huevos correctamente. Algunos cocineros prefieren añadir un huevo entero, mientras que otros siempre separan la clara de la yema.
Este es un punto muy importante, ya que la estructura de la masa depende de lo que se agregue: clara, yema o huevo entero.
Un huevo entero hace que la mezcla sea menos viscosa, lo que significa que las tartas de queso se esparcirán por toda la sartén, especialmente si el requesón estaba húmedo.
Si añades solo la yema, la masa quedará más espesa. La opción se considera la más confiable.
Al mismo tiempo, la clara de huevo, como resultado del tratamiento térmico, mantiene unida la forma de las tartas de queso.
Por tanto, la forma de añadir un huevo a la mezcla será la correcta según la situación.
Por cierto, algunos cocineros no añaden huevos en absoluto, pero en este caso tendrás que añadir más harina.