Los beneficios del agua con limón se conocen desde hace mucho tiempo. Añade energía, estimula la función intestinal, protege contra la acidificación del cuerpo.
Al final resultó que, además de las ventajas, también existen grandes desventajas que pueden tener graves consecuencias.
¿Es dañina el agua con limón? La respuesta no está clara.
Un vaso de agua con limón ha sido un auténtico éxito en los últimos años, descrito como remedio para numerosas dolencias, además de método de prevención.
Se suele decir que restablece el equilibrio ácido-base, lo cual es muy importante. Su desequilibrio se manifiesta, entre otras cosas, por una sensación de cansancio constante, dolores de cabeza, apatía y malestar.
Y, en principio, esto es fácil de lograr, porque basta con comer grandes cantidades de carne y queso, lo que altera el equilibrio ácido-base.
El agua de limón tiene un efecto beneficioso sobre los intestinos, ya que los compuestos que contiene potencian la producción de saliva y enzimas.
Algunos también afirman que es un gran sustituto del café de la mañana ya que aporta energía. Sin embargo, esta bebida tiene un inconveniente muy grave y los dentistas lo han notado.
Hipersensibilidad, caries y grietas del esmalte. ¿Es posible reducir los efectos nocivos del agua en los dientes?
Si bien esto tiene efectos beneficiosos en otras partes de nuestro cuerpo, definitivamente no se aplica a nuestros dientes.
Lamentablemente, aunque a este ritual no se le pueden negar muchos beneficios para la salud, el agua con limón tiene un impacto negativo en nuestros dientes.
El contacto con bebidas ácidas no es cómodo para los dientes y puede provocar el debilitamiento del esmalte. Los jugos de frutas, incluida el agua de limón, destruyen la capa protectora de los dientes que protege el esmalte de la erosión ácida.
Cuanto más a menudo bebemos agua con limón, peor es para nuestra boca, porque podemos sufrir una mayor sensibilidad, caries e incluso grietas en el esmalte. Sin embargo, existe una manera de minimizar este daño sin renunciar al agua con limón.
Beberlo con pajita reducirá el contacto con los dientes. También puedes enjuagarte la boca con agua corriente, lo que normaliza el pH.
También es importante recordar no cepillarse los dientes inmediatamente después de beber agua. Es mejor esperar 30 minutos, porque entonces se forma la llamada envoltura que protege el esmalte.