Una persona que come bien siempre se puede identificar por su apariencia fresca.
Estas personas siempre parecen mucho más jóvenes que su edad real.
La razón no está en la suerte ni en la “lotería genética”: basta con formular correctamente su dieta.
Es difícil rechazar patatas fritas, tortitas, arenques bajo un abrigo de piel, ensalada Olivier y brochetas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, es precisamente esta comida casera la que provoca su apariencia no tan atractiva.
Por tanto, vale la pena reconsiderar su dieta.
Albóndigas, embutidos, embutidos, carnes ahumadas y otros productos semiacabados destruyen la salud, contribuyen al aumento de peso y empeoran la apariencia.
Por lo tanto, vale la pena cocinarlo usted mismo, rechazando los productos semiacabados.
Algunas personas olvidan que los productos cárnicos pueden ser peligrosos para la salud y la apariencia si se consumen con frecuencia y en grandes cantidades.
Mire a los veganos: han abandonado por completo los productos animales y parecen mucho más jóvenes que sus compañeros.