Las cebollas no sólo mejoran el sabor de los platos, sino que también tienen un efecto beneficioso para la salud.
¿Cómo afectará a tu organismo si lo incluyes en tu menú diario?
Las cebollas contienen vitaminas A y C, vitaminas B, fósforo, hierro, calcio y antioxidantes.
Utilizado tanto crudo como cocido, no pierde sus propiedades beneficiosas, protegiendo contra la diabetes y las infecciones.
Sólo media cebolla al día aumentará tus niveles de colesterol bueno, limitando la aparición de accidentes cerebrovasculares, aterosclerosis, ataques cardíacos o trombosis.
Esta verdura también es buena para las articulaciones e incluso reduce el riesgo de fractura de cadera.
Todo gracias al fósforo, calcio, azufre y silicio que contiene la cebolla.
Las cebollas también aliviarán los problemas reumáticos. Basta con tapar la zona dolorida con cebolla rallada y una gasa. En una hora debería haber mejora.
También vale la pena comer cebollas para los resfriados.
Si estás cansado de toser, te sientes débil y tienes dolor de garganta, prepara un almíbar a base de cebolla.
Lo único que tienes que hacer es cortarlo en cubos y echarle un poco de miel por encima. Pasadas unas horas, cuela el contenido y bebe el líquido como si fuera un almíbar normal.
Sentirás un alivio inmediato y acelerarás notablemente el proceso de curación. Las cebollas también te ayudarán a afrontar la anemia.
Las cebollas no sólo son un tesoro de hierro, sino que también ayudan a absorberlo de otros alimentos del plato.
Quizás no te hayas dado cuenta, pero las cebollas también tienen un gran impacto en tu apariencia.
Si lo añades a tu menú diario, notarás una mejora en el aspecto de tu piel: las cicatrices se volverán menos notorias y el acné desaparecerá.
Además, fortalecerás tu cabello y uñas. Gracias a la presencia de compuestos de azufre, la cebolla limpiará tu organismo de contaminantes y toxinas.