El hígado participa en el mantenimiento de la constancia del ambiente interno del cuerpo, regula el metabolismo, secreta la bilis necesaria para la digestión, es un filtro biológico que limpia la sangre de toxinas y sustancias nocivas y participa en el intercambio de vitaminas y microelementos.
El hígado realiza alrededor de 500 funciones diferentes, cuya alteración afecta el funcionamiento de casi todos los órganos de nuestro cuerpo, dice María Kapralova .
La nutrición, por supuesto, afecta a todo nuestro cuerpo, y ciertos alimentos son especialmente importantes para mantener y restaurar la salud del hígado.
Contiene ácidos grasos omega-3, que son grasas insaturadas saludables que son buenas para la salud del corazón, el cerebro y el hígado. Comer pescado graso dos o más veces por semana reducirá los niveles de colesterol malo (LDL).
La avena es uno de los cereales más populares del mundo, que normaliza el tracto gastrointestinal y reduce la acidez. Promueve la absorción de grasas, reduciendo el estrés en el hígado y ayuda a eliminar toxinas.
Contiene aminoácidos, fibra y antioxidantes necesarios para nuestro organismo. Esto ayuda a eliminar las toxinas que se acumulan en nuestro organismo.
Estas frutas también contienen glutatión, un compuesto que necesita el hígado para eliminar toxinas.
Crea protección para el hígado: el producto combate el estrés oxidativo del órgano, lo que tiene un efecto beneficioso sobre sus células.
Los frutos secos son muy nutritivos y contienen grandes cantidades de grasas saludables. Además de favorecer la salud cardiovascular, reducen la incidencia de enfermedades hepáticas.
De todos los frutos secos, las nueces son uno de los más beneficiosos para reducir la enfermedad del hígado graso. Tienen un alto contenido de antioxidantes, ácidos grasos omega-6 y omega-3.
La combinación más peligrosa para el hígado es la grasa animal y el azúcar; trate de leer los ingredientes y controlar su dieta para que estos 2 productos se presenten con la menor frecuencia posible y no dañen su hígado.
Además de lo anterior, es necesario incluir verduras y frutas frescas en su dieta, llevar un estilo de vida activo, beber suficiente agua y dormir lo suficiente.
Y por supuesto, escuche las señales de su cuerpo y sométase a exámenes oportunos para controlar su salud y el estado de sus órganos internos.
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