La gente ha notado desde hace mucho tiempo que los sonidos de la naturaleza viva tienen un efecto calmante: calman los nervios de una persona.
Los científicos decidieron resolverlo e incluso descubrieron qué sonidos de la naturaleza y en qué situación son más productivos.
El especialista canadiense R. Buxton realizó una investigación sobre la influencia de los sonidos naturales en la salud humana.
Analizó grabaciones de audio realizadas en 251 lugares de 66 parques nacionales estadounidenses.
Comparó los datos con el nivel de salud de los residentes locales.
Resultó que cuanto mayor era el nivel de ruido de los sonidos naturales, menos a menudo la gente se enfermaba.
También fue posible descubrir que diferentes sonidos tenían diferentes efectos.
Por ejemplo, el sonido del agua me levantaba el ánimo y, al escucharlo, el dolor se volvía menos sensible.
El canto de los pájaros tuvo un efecto beneficioso sobre el sistema nervioso, reduciendo el estrés y la irritabilidad.
En cuanto a los sonidos del entorno urbano, por el contrario, provocan estrés y son perjudiciales para la salud.
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