En la mayoría de los casos, un deseo obsesivo de comer cerezas indica una deficiencia de nutrientes.
Pero a veces el antojo de esta baya puede ser un signo de problemas de salud más graves.
Un fuerte antojo de frutas y bayas ácidas se observa con mayor frecuencia en la deficiencia de vitaminas.
Un deseo obsesivo constante de comer cerezas puede indicar una deficiencia de vitamina C, potasio, hierro, cobre y manganeso.
A menudo, el deseo de comer cerezas surge en el contexto de un aumento de la temperatura corporal al comienzo del desarrollo de ARVI.
Además, el antojo de cerezas puede ser un signo de patologías de los sistemas urinario, endocrino y digestivo (por ejemplo, gastritis con baja acidez), enfermedades del hígado y de las vías biliares.
El consumo moderado y regular de esta baya es muy bueno para la salud: las cerezas mejoran el estado de los sistemas cardiovascular, nervioso y digestivo y fortalecen el sistema inmunológico.