La psicóloga Yulia Kuznetsova contó cómo mantener el interés mutuo

23.06.2023 19:54

Las relaciones, como cualquier otro fenómeno de nuestra vida, pasan por determinadas etapas de desarrollo.

La psicóloga Yulia Kuznetsova dijo cómo mantener el interés mutuo.

Al principio, en las primeras etapas del enamoramiento, las relaciones toman la forma de una especie de simbiosis: los socios pueden disolverse el uno en el otro, dedicarse todo su tiempo libre e interesarse por todo lo que preocupa al otro.

Parece que una vida verdaderamente feliz el uno sin el otro es simplemente imposible. Es normal que al inicio de una relación la pareja se conozca.

Esto proporciona la base para un futuro compartido.

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Foto: Pixabay

Luego, la primera pasión disminuye, los socios comienzan a tratarse con más calma. En esta etapa todavía hay mucha ternura entre las personas, pero en cierto sentido comienza un distanciamiento gradual entre sí.

De hecho, esto es una ilusión: cada uno de los socios siempre ha sido un individuo único, solo que las diferencias llamaron menos la atención que todo lo que unía a los amantes.

La tercera etapa del desarrollo de cualquier relación se caracteriza por una percepción aún más obvia de las diferencias de cada uno.

Normalmente este es un período de crisis para una pareja: aquí pasa la primera ola de amor, dejamos de idealizar a nuestra pareja y finalmente lo vemos completo, con todas sus fortalezas y debilidades.

Además, esto último muchas veces se convierte para nosotros en un descubrimiento: parece que todo esto no existía antes, como si la persona hubiera cambiado para peor.

Y en este sentido, los socios a menudo se vuelven fríos entre sí. Puede parecer que el amor ha pasado y el interés mutuo ha desaparecido.

Esto sucede porque las personas suelen percibir esta etapa como una señal para terminar la relación, más que como un período de crisis que pueda superarse.

Una crisis tiene un enorme potencial: en sí misma sugiere la posibilidad de crecimiento y cambios positivos tanto para cada miembro como para la pareja en su conjunto.

Superar con éxito una crisis siempre significa construir algo cualitativamente nuevo.

Las etapas del desarrollo de las relaciones son similares a las etapas de maduración individual: al principio, el niño está en una relación simbiótica con la madre, ya que depende de ella para todo, ganando gradualmente cada vez más independencia.

Un ejemplo sorprendente de una crisis normal del desarrollo individual es la crisis de los 3 años: el niño comienza a protestar, se vuelve terco y, a menudo, caprichoso.

Así empezamos a aprender a expresar y defender nuestra posición. Esto puede confundir a los padres y provocar conflictos con el niño.

Y esto es precisamente lo que se convierte en una señal para la transición de las relaciones entre padres e hijos a un nuevo nivel.

Una crisis en una relación es algo similar a la descrita: los socios vuelven a aprender a mostrar su individualidad, construyen límites y permanecen en contacto entre sí. La calidad de este contacto simplemente cambia.

Sin embargo, un período de crisis suele ir acompañado de experiencias desagradables. ¿Cómo se puede ayudar a una pareja a superarlo sin perder el interés mutuo?

Date cuenta de que lo que está pasando en tu pareja es normal. Los pensamientos y emociones desagradables son nuestras reacciones al cambio, no una realidad objetiva.

Si se dan cuenta del patrón de desarrollo de la relación y deciden atravesarlo juntos, entonces esto ya es un indicador de la importancia de mantener la unidad.

Sea sincero en sus experiencias tanto consigo mismo como con su pareja. No olvides que tu pareja no puede leer la mente y para entender lo que te sucede es importante que lo escuche de ti.

La sinceridad garantiza la confianza, la base para construir relaciones entre cualquier persona.

Prueben cosas nuevas juntos. Las personas a menudo se unen por experiencias que han tenido juntas, así que no temas traer nuevas experiencias a tu vida.

Explora tus límites personales y los de tu pareja. ¿En qué parte de su pareja hay espacio para actividades y pasatiempos comunes y dónde para sus objetivos específicos? ¿Dónde hay lugar para los deseos de tu pareja?

Recuerde que la peculiaridad de nuestros límites psicológicos es que son flexibles según el contexto.

No olvides cuidarte y cuidar a tu pareja.

Concéntrese en las ventajas de la relación en la que se encuentra, en lugar de en sus desventajas. ¿Qué aporta esta relación que sea importante para ti? ¿Cómo te influyeron?

¿Qué cosas nuevas has aprendido sobre ti al estar con tu pareja? ¿Cuáles son tus valores y sueños que reflejan tu relación?

Por supuesto, mantener el interés mutuo sólo puede garantizarse mediante el deseo mutuo de ambos socios de desarrollar la relación.

Por tanto, no te olvides de las limitaciones de tu área de responsabilidad: solo podemos controlar nuestras acciones, pero no las acciones de nuestro socio.

Sea sincero con él y permita que su pareja haga su contribución única a su relación.

Autor: Valeria Kisternaya editor de recursos de internet