Al matrimonio se le llama trabajar sobre los errores, pero algunos “errores tipográficos” son repetidos por los cónyuges año tras año.
Los psicólogos que estudian los conflictos familiares destacan las quejas típicas que las mujeres expresan en terapia, desde pequeños problemas cotidianos hasta profundos agravios.
El líder del descontento es la “pereza mental”. Nota para las esposas: los maridos esperan soluciones ya preparadas en lugar de buscar respuestas juntos.

"¿Dónde ir de vacaciones?", "¿Qué regalarle a tu suegra?", "¿Cómo reparar un grifo?" — preguntas a las que los socios suelen responder: “Decide por ti mismo”.
Este comportamiento se percibe como un desplazamiento del trabajo emocional.
El segundo punto es la sordera selectiva. La frase “Te pedí tres veces que sacaras la basura del balcón” se está convirtiendo en un meme en los chats de mujeres. Los socios sinceramente no entienden por qué pedir ayuda con los platos es más importante que un partido de fútbol.
El conflicto aquí no es una cuestión de pereza, sino de diferentes percepciones de la urgencia de las tareas.
La tercera afirmación es la amnesia romántica. Las flores sin motivo, las citas espontáneas, los cumplidos fuera del dormitorio desaparecen después de los primeros años de matrimonio.
Las esposas se sienten como “muebles” cuando sus maridos dejan de notar su nuevo peinado o vestido. Paradoja: los que escribieron poesía antes, después olvidan el día del encuentro.
El cuarto obstáculo es el doble rasero en la crianza de los hijos. Las mujeres están indignadas porque “cuidar niños” se esté convirtiendo en una hazaña digna de una medalla.
Los hombres perciben las responsabilidades básicas como un favor: “¡Pero ayer caminé con él diez minutos!”
También pueden surgir discusiones sobre cuestiones financieras: no por falta de dinero, sino por diferentes actitudes hacia el gasto. Comprar un cuarto par de zapatillas parece lógico, pero un nuevo secador de pelo parece un desperdicio. Las mujeres ven esto como una devaluación de sus necesidades.
Escapar a mundos virtuales tampoco es algo que agrade a una mujer. Las redes sociales, los juegos o las interminables series de televisión sustituyen la comunicación en directo. La frase “Estamos juntos en casa” pierde su significado cuando tu pareja no está emocionalmente disponible.
Los expertos aclaran: estos conflictos rara vez están relacionados con el desagrado. La mayoría de las veces, manifiestan su incapacidad para negociar en “idiomas diferentes”.
Pero es precisamente a partir de estas grietas donde poco a poco va creciendo un muro de alienación, si no se tapan a tiempo con el diálogo.