Por lo general, un mal hábito que destruye a una familia significa algún tipo de debilidad. Por ejemplo, al alcohol, al tabaco, al juego, etc.
Al mismo tiempo, muchos no prestan atención a los sentimientos que las personas tienen entre sí.
Los expertos creen que, además del alcoholismo y el tabaquismo, el amor en una familia puede morir por el deseo de uno de los socios de mantener todo bajo control personal.
No se trata tanto de gastos económicos, sino de planes para el fin de semana, para la noche después del trabajo, para quedar con amigos y para la vida en general.
La gente llama a estos controladores con una palabra simple y concisa: "sofocantes".
Todo porque el intento de controlar la vida de una pareja sofoca los mejores y más brillantes sentimientos.
Los expertos en relaciones no saludables citan como comparación el amor incondicional. Se cree que los perros tienen este don hacia los humanos.
En el mundo humano, esta cualidad es mucho menos común.
¿Cómo se manifiesta el deseo de controlar? Esto incluye el hábito de controlar el contenido de su teléfono y solicitar una contraseña para chats, redes sociales, etc.
Todo esto apunta a una flagrante falta de confianza en tu otra mitad y, por tanto, a una falta de amor.