Una vida en común y unos hijos no son garantía de una relación sólida y duradera entre marido y mujer.
Los expertos señalan que para un matrimonio verdaderamente duradero es necesario tener una cosmovisión similar y tradiciones comunes.
Este punto no debe confundirse con intereses comunes. En el primer caso, se trata de principios, actitudes e ideas.
Ambos socios deben poder defender con calma los límites personales y también tratar de no violar a los demás.
Al mismo tiempo, debe haber independencia de los propios padres, amigos y otras personas cercanas.
Otra regla que conviene recordar en una relación es que ambos socios deben poder negociar entre sí, discutir temas de interés o problemas que hayan surgido para encontrar juntos una salida a la situación.
Los agravios o escándalos silenciosos sólo conducirán a problemas adicionales.
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