No importa cuántos años haya vivido con su marido: 1 año o 20 años. En cualquier caso, ya se ha encontrado con problemas que provocan desacuerdos.
Cómo aprender a ahorrar más dinero, cuándo comenzar las reparaciones, qué automóvil comprar: todas estas preguntas causan serias disputas, que a veces se convierten en serios escándalos. ¿Cómo prevenir esto?
En primer lugar, debes recordar que hombres y mujeres son de naturaleza completamente diferente: los primeros son racionales y las segundas son emocionales.
Si quieres ganar una discusión con tu cónyuge, debes utilizar el razonamiento y la lógica. ¡No debería haber histeria ni gritos!
9 reglas para un argumento razonable
1. Se recomienda rechazar una conversación seria si ambos están enojados, se sienten mal o se sienten terriblemente cansados.
¿Tu conversación comenzó en el momento más inoportuno, cuando tu elegido está enojado e irritado? Déjelo hablar para aliviar la tensión. Debe expresar todas sus demandas y quejas (justificadas e infundadas).
Escuche pacientemente hasta el final y solo entonces hable.
2. Después de que las pasiones se hayan acalorado, intente darle a su conversación un tono más pragmático. Póngase en contacto con su pareja con las palabras: "¿Sus palabras se basan en hechos o en conjeturas?", "¿Por qué rechaza mi propuesta?"
3. ¡Las valoraciones negativas hacia un socio son inaceptables! Deséchalos. No utilices frases como: “Estás terriblemente distraído”, “¡No eres capaz de entender las cosas más simples!” Dile al hombre lo que sientes por sus palabras y su comportamiento: “Creo que te equivocas”, “Me ofenden tus palabras”, “Estás siendo grosero”, “Te pido que hables con claridad y sin prisas”.
4. Pídale a su elegido que exprese su opinión, basándose en argumentos específicos. Después de terminar su discurso, aclare: “Entonces, usted aconseja hacer esto... (repite sus palabras).
Esta técnica le ayudará a demostrarle a su cónyuge que está dispuesto a entablar un diálogo. Le complacerá saber que pudo comprender correctamente su declaración. Además, no quedará nada de la tensión anterior entre ustedes.
5. Ahora es tu turno de expresar tu punto de vista. Recuerde: ¡hay que razonarlo! ¿Sueña con comprar un televisor nuevo y enorme, pero no sabe cómo impulsar a un hombre hacia una adquisición valiosa? Ármate con al menos cuatro argumentos.
- Te desharás de ese viejo televisor que parece una caja vieja y polvorienta.
- Podrás ver películas y series de televisión en alta calidad en cualquier momento, e incluso en pantalla grande.
- Todos los días disfrutará de una paleta de colores ricos y vibrantes que no estaban disponibles en equipos obsoletos.
- No es necesario que ajuste los canales perdidos una y otra vez.
Prepárese para el hecho de que tendrá que escuchar las objeciones de su elegido. Para ello, ocúpate de los contraargumentos que utilizarás en el momento más oportuno.
6. ¿Tiene su cónyuge miedo de que esta compra le cueste demasiado? Haz una lista antes de la conversación: indicará cuánto te costará el televisor y las fuentes específicas de donde destinarás fondos para pagar el préstamo. ¡Después de sus convincentes contraargumentos, su ser querido rápidamente dejará de resistirse!
7. Trate de identificar posiciones de principios y sin principios sobre el tema que es controvertido. Si hoy cedes ante tu marido en las pequeñas cosas, no sufrirás. Mañana podrás ganar, logrando así tu principal objetivo.
8. ¿Tu compañero de vida finalmente admitió que tenías razón? ¡No uses tu victoria para hacer daño! No pronuncies discursos como este: “¡Te advertí que todo terminaría así!”. No recuerdes su error cada vez, humillará la dignidad del hombre.
Como saben, los representantes del sexo más fuerte están orgullosos. Además, a nadie le gusta que se mencionen constantemente sus errores. ¿Realmente quieres que tu marido te acuse todos los días de falta de atención o de falta de juicio?
9. Si la verdad está del lado de tu elegido, debes admitir la derrota. El objetivo de una disputa familiar no es la victoria, sino la capacidad de tomar la decisión correcta. Debería beneficiar no sólo a ambos cónyuges, sino también a sus descendientes. ¡El egoísmo y la terquedad no tienen cabida en discusiones tan importantes!