La responsabilidad y la independencia son aquellas características inherentes a un adulto que es capaz de gestionar su vida. Siempre los demuestra y trata de no cambiar de táctica en ninguna situación.
Gracias a esto, alcanza alturas. Es un placer comunicarnos con él y hacer negocios con él, algo que los demás siempre notan. Pero no todo el mundo en la edad adulta corresponde a todo lo dicho.
Es posible que otro individuo no tome decisiones ni afronte los problemas. Se puede reconocer por varios signos.
Desaparición física
Sucede en el momento más crucial, cuando necesitas expresar tu opinión y llegar a algún tipo de acuerdo. Una persona puede simplemente desaparecer y dejar de hacer contacto.
Esto no sólo habla de incapacidad para tomar decisiones. Tal comportamiento es evidencia de que el individuo también tiene miedo de hablar sobre su condición.
Charla
Una persona puede pronunciar una gran cantidad de palabras, charlar constantemente, expresarse de manera abstrusa y encontrar asociaciones.
También puede saltar de un tema a otro y sentirse confundido acerca de lo que dijo. Todo esto indica una falta de voluntad para tocar temas dolorosos y responder claramente a la pregunta planteada.
Silencio
El individuo no podrá esconderse físicamente, pero no establecerá contacto. Escuchará al interlocutor, responderá algunas preguntas con monosílabos y no dará ningún detalle.
De esta forma, provocará la acumulación de tensión en la relación, porque los temas clave no se resolverán. Pero esto le gustará más que expresar una decisión específica.
Reenvío
El individuo no hablará directamente de su insatisfacción. Se quejará ante sus amigos, su cónyuge o alguien cercano a él de lo que no le conviene, pero nunca discutirá el problema con aquellos a quienes afecta directamente.
No querrá ver la reacción de nadie ni acercarse a discutir temas que le preocupan.
Tales señales indican que alguien no es decisivo, que no puede decidir una respuesta. Tratar con una persona así siempre es increíblemente difícil.
