Mucha gente hace un uso excesivo de sus teléfonos móviles.
Los descansos breves se dedican íntegramente a reponer el nivel de carga.
En otras palabras, hay una carga continua en el dispositivo: el teléfono inteligente está en uso o cargándose. Pero nunca se le deja “solo”.
Este fenómeno supone un gran peligro para el dispositivo. Se produce un "oscilación", por lo que la batería puede fallar muy pronto.
Así se llama la situación en la que la batería de un teléfono móvil se carga y luego se descarga rápidamente.
El problema se manifiesta cuando el dispositivo funciona "sin interrupción": o se está cargando o se utiliza para conversaciones telefónicas, navegación por Internet o juegos móviles.
Esto supone un estrés muy grave para la batería: rápidamente pierde capacidad y, finalmente, deja de funcionar por completo.
Es muy sencillo: sólo necesitas reducir la carga de tu teléfono móvil.
Pero, ¿qué hacer si la necesidad de utilizar un dispositivo aparece con demasiada frecuencia? ¿Con tanta frecuencia que es necesario cargar el dispositivo después de cada uso?
En este caso, sólo hay una salida: comprar un segundo smartphone. Como resultado, dividirás la carga entre dos dispositivos.