Dormir con los pies hacia la puerta es un hábito común que puede parecer inofensivo. Sin embargo, existen algunas razones por las que es mejor no hacerlo.
Según las enseñanzas del Feng Shui, una puerta es una entrada para la energía chi, que debe circular libremente por la habitación.
Si duermes con los pies hacia la puerta, bloqueas este flujo y creas un estancamiento de energía.
Esto puede tener consecuencias negativas para su salud, estado de ánimo y éxito. Por eso, es mejor dormir con la cabeza hacia la puerta o perpendicular a ella.
Dormir con los pies hacia la puerta puede resultar no sólo incómodo, sino también peligroso.
En primer lugar, corre el riesgo de sufrir una corriente de aire que puede provocar un resfriado o inflamación de las articulaciones.
En segundo lugar, estás expuesto al ruido y a la luz, lo que puede alterar tu ciclo de sueño y dificultar conciliar el sueño y despertarte.
En tercer lugar, puede sentirse ansioso o temeroso de que alguien entre en la habitación y lo vea en esta posición.
Todo esto reduce la calidad del sueño y afecta a tu bienestar.
Dormir con los pies hacia la puerta es contrario a algunas tradiciones y supersticiones de diferentes pueblos y culturas.
Por ejemplo, en la India se cree que sólo los muertos duermen así y que esto puede atraer a los malos espíritus.
En China dicen que sólo los pobres duermen así y que puede traer mala suerte y pobreza.
En el Islam dicen que sólo los infieles duermen así y que esto puede enfadar a Alá. Por eso, si respetas estas tradiciones y supersticiones, o simplemente no quieres correr riesgos, es mejor dormir de otra manera.