Algunos utilizan las redes sociales de la forma más correcta posible: comunicarse con amigos, seguir a sus ídolos y desarrollarse.
Sin embargo, no todo el mundo consigue alcanzar este equilibrio.
Muchas personas pueden encontrar que las redes sociales tienen un efecto muy perjudicial sobre ellas.
A algunas personas les resulta difícil contenerse cuando ven las cuentas de personas más exitosas, hermosas, inteligentes y brillantes. En lugar de alegrarse por ellos o convertirlos en sus modelos a seguir, una persona cede a la envidia.
Este sentimiento no puede llamarse productivo ni placentero.
Si una persona misma comienza a participar activamente en las redes sociales, esto la arrastra. Como resultado, para “entretener al público” hay que buscar cada vez más motivos nuevos.
Como resultado, comienzas a competir contigo mismo sin mucho propósito o significado.
Siempre vale la pena realizar un seguimiento del tiempo que dedicas a las redes sociales. Es especialmente útil saber el número de horas al mes. Para algunos, las cifras son tan impresionantes que durante este tiempo uno podría fácilmente aprender un idioma extranjero o dominar una profesión adicional.