La victoria sobre la pereza no se le da a todos, sino a todos porque la lucha debe comenzar por determinar la causa de tal condición.
Hay muchas razones para su aparición. Hemos seleccionado los cuatro más comunes.
El cuerpo de una persona que trabaja demasiado puede utilizar la pereza como mecanismo de defensa. Entonces te envía una señal pidiéndote que lo “dejes atrás”, le des un descanso y repongas su energía y fuerzas.
A veces la pereza se convierte en consecuencia de la falta de confianza en ti mismo, en tus fortalezas y en tu victoria. Debido al miedo al fracaso, muchas personas optan por no realizar ninguna acción en lugar de intentar algo que termine en fracaso.
Debido al deseo de hacer el trabajo, una persona puede sentirse abrumada por la ansiedad de no poder acercarse al ideal. Debido a esto, comienza a sentirse abrumado por la pereza y la desgana para comenzar a completar las tareas.
Esto se debe a que los perfeccionistas tienden a juzgar su trabajo por el resultado más que por el proceso. Pueden considerar inútil cualquier empresa si no produce el resultado esperado.
Si una persona no puede entender por qué debería realizar tal o cual acción, no tendrá la fuerza ni el deseo de realizarla.