Durante mucho tiempo, muchas especulaciones y mitos, incluidos pseudocientíficos, rondaron la naturaleza de los sueños.
Los neurocientíficos pusieron fin decisivamente al debate, quienes llegaron a la conclusión de que la existencia de sueños proféticos es posible, pero no en el sentido en que la gente los interpreta.
Los neurocientíficos estadounidenses llevaron a cabo una serie de experimentos científicos durante los cuales descubrieron que en un sueño una persona realmente puede tomar una decisión importante.
El artículo científico fue publicado en la revista Nature.
Se sabe que las neuronas almacenan recuerdos del pasado. Pero durante el experimento se pudo descubrir que también ayudan a tomar nuevas decisiones.
Esto sucede en un sueño, cuando una persona parece mirar hacia el futuro, lo que nuevamente sucede gracias a las neuronas del cerebro que prevén una serie de eventos.
Hace 20 años se descubrió que las neuronas cerebrales de los animales que se encontraban en un nuevo entorno duplicaban la trayectoria de su movimiento durante el sueño del animal.
Esto confirmó la suposición de los científicos de que en los sueños las nuevas impresiones se transforman en recuerdos claros.
Investigaciones posteriores llevaron al concepto de neuroplasticidad, una característica que permite que el cerebro cambie debido a la experiencia.
Los mecanismos de neuroplasticidad dan a las neuronas la oportunidad de reorganizarse, gracias a lo cual se forman nuevas ideas sobre lo que una persona ha estudiado, en lo que ha pensado durante mucho tiempo, etc.
El fenómeno de la neuroplasticidad en un sueño ayuda al cerebro a encontrar nuevas soluciones, pero no porque una persona vea eventos de una vida futura en un sueño, sino porque la experiencia real se comprime y analiza.
Es debido a la compresión de la información recibida durante la vigilia que se produce la reprogramación en el cerebro. Esto le permite despertarse con una solución preparada, supuestamente vista en un sueño profético.