Mucha gente está convencida de que la franqueza ayuda a conquistar al interlocutor, y esto es cierto.
Sin embargo, es importante saber cuándo parar y no decir demasiado.
En primer lugar, una persona inteligente no les cuenta sus logros a todos los que conoce.
Debe comprender que esto puede percibirse como una demostración de superioridad.
Las personas pueden pensar que usted tiene una opinión demasiado alta de sí mismo, que está fanfarroneando o que está tratando de menospreciarlos.
En segundo lugar, una persona inteligente no tiene prisa por informar a los demás sobre sus planes.
Recuerde, las acciones hablan más que las palabras. Sólo debes compartir tus planes con aquellos que te apoyan sinceramente.