Actualmente se presta mucha atención al arte de la manipulación humana. Al mismo tiempo, los manipuladores persiguen diversos objetivos, pero en su mayoría egoístas.
Por lo tanto, es importante tener la idea de que te has convertido en el objeto de la atención de alguien, y que ese alguien está tratando persistentemente de guiarte por el “verdadero” camino.
Los expertos han nombrado varias señales de que están intentando manipularte o de que ya estás bajo la influencia de otros.
Esto es lo primero que intenta hacer el manipulador: imponer estereotipos al interlocutor, utilizando hechos bien conocidos, o presionará el hecho de que tienen mucho en común. Atención a la subestimación
El manipulador no proporcionará información completa, como si obligara a la persona a pensar o pensar en lo que no le dijeron.
Con la ayuda de estos factores, el manipulador se intensifica y crea una atmósfera tensa y ansiosa en el aire, que confunde al interlocutor y le priva de la capacidad de pensar racionalmente.
El mismo pensamiento, una vez expresado en una conversación, será repetido por el manipulador en cualquier oportunidad conveniente. Él te lo clavará en la cabeza como un clavo.
El manipulador intentará parecer más inteligente que el interlocutor. Para ello, creará niebla utilizando terminología especializada incomprensible para un simple mortal.
Habiendo encontrado su punto débil, el manipulador lo presionará de la forma que más le convenga. Esto puede ser no solo lástima, sino también codicia, vanidad y otros rasgos de personalidad que no son los mejores.
Lo principal que hay que recordar es que todas las acciones del manipulador tienen como objetivo lograr el resultado deseado con las manos de otra persona, porque a menudo estas personas son simples debiluchos.