Al comunicarse con familiares, amigos y colegas, la gente no suele pronunciar los nombres de estos interlocutores.
Y en vano, porque es difícil encontrar un lenguaje común con una persona si te diriges a ella exclusivamente como “tú” o “tú”.
Di periódicamente el nombre de tu interlocutor mientras hablas con él.
Seguir esta sencilla recomendación aumenta las posibilidades de que la comunicación no vaya acompañada de dificultades.
Hay tres razones por las que este truco psicológico funciona.
¿Quieres que una persona empiece a escucharte atentamente? ¡Llámalo por su nombre en voz alta!
En este caso, el interlocutor se centrará en la conversación y no querrá distraerse con el smartphone.
Si llamas a tu interlocutor por su nombre y le pides su opinión sobre un tema en particular, demuestras que recibir una respuesta es muy importante para ti.
Este enfoque ayuda a garantizar que la persona comience a tratarlo con simpatía.
Y una razón más: una persona que escucha su propio nombre probablemente mejorará su estado de ánimo.
Este efecto ocurre en la mayoría de los casos. Sin embargo, no olvides que hay personas a las que no les gusta su nombre.
Anteriormente, mencionamos 5 señales de que una persona no se ama a sí misma.