A muchas personas se les ha enseñado desde la infancia a ayudar a otras personas y nunca rechazarlas.
Sin embargo, este hábito puede no ser tan beneficioso.
A veces nuestra propia vida comienza a sufrir como resultado de la ayuda.
Los expertos señalan que a veces los demás simplemente no aprecian lo que haces por ellos. Simplemente se acostumbran a que usted acepte constantemente hacerles un favor y dé por sentada su amabilidad.
Al menos vale la pena consultar a tus amigos: pídeles que te brinden ayuda. Si ellos también vienen al rescate, entonces esas personas deben ser apreciadas. En la mayoría de los casos, la gente tiene un número considerable de excusas.
En este caso, su capacidad para negarse indicará que logró establecer límites personales. También es una prueba de que no se debe aprovechar de usted.
A veces la ayuda puede ser incluso perjudicial. Por ejemplo, ayudas a alguien por tu amabilidad. Pero al hacerlo, privas a la persona de la oportunidad de corregir la situación por sí misma.
Los adultos deberían poder resolver los problemas que surjan por sí solos.
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