A veces las madres se equivocan con el tamaño de las porciones y ponen demasiada comida en el plato del niño.
Como resultado, el bebé come solo una parte de la sopa o papilla.
Ante tal situación, algunos padres piensan así: “¡No tires la comida! Quizás acabemos con el bebé.
Sin embargo, esta acción debería abandonarse. Especialmente si la mamá y el papá del bebé creen en los presagios.
Hay tres creencias que explican la prohibición de comer los alimentos que quedan en el plato del bebé.
Según uno de los carteles, los padres que terminan de comerse a su hijo o hija le quitan vitalidad al bebé.
Se cree que en tal situación el niño puede perder energía positiva y enfrentar enfermedades.
Parecería que esto no tiene nada de malo. Más bien, al contrario: el bebé empieza a amar aún más a mamá y a papá.
Pero en realidad, puede que no se trate tanto de amor sino de adicción.
En otras palabras, el niño tendrá miedo de realizar acciones independientes. Siempre recurrirá a sus padres en busca de ayuda.
Al menos, ésta es la posible consecuencia de terminar la comida de su hijo, según las supersticiones populares.
Existe otra creencia: al consumir los restos del almuerzo o la cena que se le ofrece al bebé, los padres pueden privar a su hijo o hija de la felicidad.
Sin embargo, todo lo anterior son sólo señales. Creer en ellos o no depende de mamá y papá.