A veces la gente se queja de los fracasos y la injusticia global que los atormentan.
Instintivamente, nos imbuimos de simpatía, sin pensar que la propia persona podría atraer desgracias a su vida.
Si, ante la oportunidad de desarrollarse y aprender algo nuevo, una persona elige la ociosidad y el entretenimiento, entonces no hay necesidad de culpar a nadie por sus fracasos.
Esto no es destino ni mal destino: simplemente tomaste tu propia decisión.
Estas personas suelen ser parejas mediocres que no pueden hacer que la vida de su ser querido sea más brillante, feliz y armoniosa.
No hacen los mejores amigos. En general, no suelen valorar lo que tienen. Como resultado, la suerte les da la espalda, dicen los expertos .
Estas personas sólo pueden hacerse a un lado con simpatía y brindar apoyo moral cuando alguien necesita ayuda real.
Por tanto, no es de extrañar que ellos mismos pronto necesiten ayuda.