Las personas emocionalmente inmaduras hacen malos amigos, menos que buenos empleados y socios menos dignos.
Sin embargo, en primer lugar, se complican la vida.
No hay una sola persona que no haya cometido al menos un error en la vida. Pero una persona emocionalmente inmadura nunca lo admitirá.
Estas personas siempre encontrarán una persona o circunstancia a la que se podría “asignar” la culpa.
A menudo, una persona inmadura necesita atención y aprobación de la sociedad, por lo que hará todo lo posible por ello. Las personas emocionalmente inmaduras parecen y actúan provocativamente porque intentan llamar la atención.
Los expertos señalan que, en algunos casos, este comportamiento puede convertirse en un terreno fértil para el narcisismo.
Las personas emocionalmente inmaduras suelen ser las primeras en “quebrarse” en situaciones estresantes, ya que no pueden adaptarse a ellas.
Esta está lejos de ser la cualidad más valiosa.