Cualquiera puede encontrarse en una situación en la que tenga que planchar no sólo su propia ropa, sino también la de otra persona.
Por ejemplo, la anfitriona cumple el pedido de una amiga. O un estudiante decidió ayudar a su vecino en el dormitorio.
Sin embargo, según la sabiduría popular, este tipo de acciones son indeseables.
Se cree que planchar la ropa de otra persona puede tener graves consecuencias.
Según las leyendas, utilizar una plancha para planchar la ropa de otras personas puede llevar a que una persona "le quite" el destino al propietario de estas prendas de vestir.
Si la persona propietaria de esta ropa no está contenta, también puede estarlo el que decidió acudir al rescate.
Por supuesto, también te puedes “quitar” la felicidad. Pero hay que tener en cuenta que el dueño de las cosas puede perder suerte.
Puede planchar de forma segura la ropa de los niños, el marido/la mujer y otros miembros de la familia.
Es poco probable que tal acción tenga consecuencias indeseables, ya que estamos hablando de planchar ropa que pertenece a personas cercanas.