Existen muchas reglas en el diseño de interiores que ayudan a crear un espacio armonioso y acogedor.
Una de estas reglas establece que el espejo no debe ubicarse frente a la puerta de entrada. Esta regla tiene varias explicaciones.
La primera explicación tiene que ver con el Feng Shui, la antigua ciencia china de la energía y la armonía en los espacios habitables.
Según el Feng Shui, un espejo ubicado frente a la puerta de entrada refleja la energía que ingresa a la casa, lo que provoca una disminución del bienestar de la casa y discordia en la familia. Esto puede provocar que la energía circule por la puerta de entrada sin llegar al resto de habitaciones.
La segunda explicación tiene que ver con la psicología. Un espejo situado frente a la puerta de entrada puede crear una sensación de malestar y ansiedad entre los visitantes.
Cuando una persona entra a una casa y ve su reflejo en el espejo, puede causar miedo, porque crea la sensación de que hay alguien más en la habitación.
Incluso si a nivel consciente una persona comprende que se trata de un reflejo en el espejo, el cerebro reptil, responsable de los instintos, considera que esta "criatura" es una posible amenaza.
La tercera explicación está relacionada con aspectos prácticos. Un espejo ubicado frente a la puerta de entrada reflejará la luz, cegando los ojos de la persona que ingresa, lo que provoca una gran incomodidad.
Lo mejor es colgar el espejo en el costado de la puerta de entrada. Los expertos en Feng Shui recomiendan colocar este accesorio a la derecha, ya que esta ubicación atrae felicidad, dinero y buena suerte a la casa.
Es bueno que el espejo refleje algo hermoso, por ejemplo, una planta viva o un frutero, que es un símbolo de abundancia. Al fin y al cabo, existe la creencia de que un espejo multiplica lo que refleja en la casa.