La mala educación que puede encontrar mientras viaja en transporte público puede arruinar significativamente su estado de ánimo.
Si utiliza con frecuencia el autobús o el metro, tome nota de las siguientes técnicas efectivas para recuperar la sobriedad.
Puedes abandonar el transporte o al menos moverte al otro extremo para estar lo más lejos posible de la persona que intenta ponerte en conflicto.
Como opción, vuélvete hacia la ventana y finge ser ciego y sordo: en este caso, no será posible continuar el diálogo con el instigador del escándalo.
A veces es imposible ignorar a una persona grosera, por ejemplo, cuando el conductor decide entrar en un altercado. En este caso, debes responder con dignidad, sin perder la calma.
Para un luchador, las emociones negativas son una fuente de energía y, por el contrario, le temen a las personas fuertes y seguras de sí mismas.
Incluso si la naturaleza no te ha bendecido con sentido del humor, utiliza un truco astuto: confirma todo lo que dice tu interlocutor.
Por ejemplo, si alguien quiere ocupar un asiento vacío, pero no quiere pasar por la ventana, puede culparlo por haber “hecho adulto para ese asiento”. No debes negarlo; confirma que esto es realmente cierto: llevas tanto tiempo viajando en un trolebús que has echado raíces.