Una situación desagradable puede ocurrir en el lugar de trabajo en el momento en que nos encontramos como protagonistas del conflicto.
Sólo por un error, puedes perder la reputación de tu negocio, arruinar tus relaciones con tus colegas o incluso perder tu trabajo.
No juegues al juego de “quién puede gritar más que quién” o “quien tiene la voz más alta tiene razón”. Estas personas tienen más probabilidades que otras de ser consideradas malos empleados y colegas pendencieros.
Los expertos recomiendan mantener la calma y hablar en el mismo tono habitual. Si tu oponente continúa gritando, no lucirá de la mejor manera, incluso si tiene razón sobre la esencia del conflicto.
Muchas personas instintivamente quieren defenderse con un ataque, presentando como argumento algunos errores de su oponente. Esta es una posición infantil que no será de buena ayuda.
Necesitas escuchar a tu interlocutor y pensar en sus palabras. Pero no deberías “atacar” en respuesta.
Si su oponente se encuentra en un estado emocional, entonces este no es el mejor momento para arreglar la relación laboral. Posponga la conversación al menos hasta el día siguiente.
El colega podrá calmarse y juzgar con más sensatez, lo que creará un ambiente normal para la discusión.