Un niño puede convertirse en un pequeño monstruo travieso por diversas razones.
A veces la desobediencia es causada por el estrés o la fatiga, a veces por el deseo de atraer la atención de los padres. En este artículo encontrarás recomendaciones útiles que te vendrán muy bien en momentos en los que parece que los niños están completamente fuera de control.
¿Le prometiste algo a tu hijo? La promesa debe cumplirse; de lo contrario, se perderá la confianza en usted y el niño dejará de obedecer.
Busque otros métodos para influir en el marimacho: en lugar de castigarlo físicamente, pídale que le explique por qué el niño no quiere escucharlo y busque un compromiso.
Si escuchas a tu hijo, hay muchas más posibilidades de que él te escuche. Interésate por cómo le va a tu hijo o hija, haz preguntas y no interrumpas cuando obtengas respuestas.
Bríndele a su hijo información sobre acciones aceptables e inaceptables y dígale qué castigo le espera por violar las reglas (no debe ser cruel).
Cuando un niño se porta bien y sigue las reglas establecidas, se le debe recompensar, por ejemplo, con un regalo o palabras de aliento.