Algunos padres configuran a sus hijos de la siguiente manera: “Siempre tenemos la razón en todo, debes aceptarlo”.
Sí, este enfoque simplifica enormemente el proceso educativo. Basta con decirle al niño: "Haz esto" o "No puedes hacer aquello".
No hay necesidad de explicaciones especiales. A la pregunta del niño "¿Por qué?" solo necesitas dar la siguiente respuesta: “Porque lo dijimos nosotros. Y siempre tenemos razón".
Sin embargo, a pesar de todas las comodidades, dicha instalación es bastante peligrosa para un niño.
Es posible que se haga sentir una consecuencia cuyo riesgo muchos padres ni siquiera conocen.
Sí, primero convencerás al bebé de que tienes “eternamente” razón.
Pero tarde o temprano el niño empezará a notar sus errores y equivocaciones.
Sepa: no se pueden cometer errores. En algún momento harás algo mal.
Y entonces nacerá en la cabeza del niño la siguiente conclusión: “Mamá y papá resultaron estar equivocados, pero no lo admitieron. Esto significa que yo tampoco puedo admitir mis errores y nunca pedir perdón por mis acciones equivocadas”.
¿No quieres que tu hijo llegue a esta conclusión? Entonces no le digas que "mamá y papá siempre tienen razón".
Es mejor admitir siempre tus errores. Sé un ejemplo para tu hijo o hija.