Hacer la tarea es una parte importante del aprendizaje.
Después de todo, las clases en la escuela por sí solas no son suficientes: el estudiante también debe consolidar sus conocimientos resolviendo problemas matemáticos en casa, releyendo párrafos y reglas importantes.
Muchos padres de escolares tienen la pregunta: "¿Vale la pena ayudar al niño con sus deberes?"
La respuesta correcta le sorprenderá: “En la mayoría de los casos esto no se puede hacer”.
El hecho es que el niño debe arreglárselas solo. De lo contrario, no podrá consolidar conocimientos.
Realizar tareas por parte de mamá y papá en lugar del alumno es un camino directo para que el niño se vuelva perezoso y no quiera aprender.
¿Por qué debería intentarlo si sus padres todavía lo ayudarán y harán todo por él?
Por lo tanto, no resuelvas problemas complejos en lugar de tu hijo o hija. Está claro que a veces se quiere “reducir la carga” de un niño y ayudarle a ahorrar tiempo. Pero es mejor no hacerlo por el riesgo de consecuencias graves.
Sin embargo, a veces todavía se puede ayudar a un estudiante. Pero estamos hablando específicamente de una ayuda que no implica realizar tareas en lugar del niño.
Por ejemplo, un niño se le acercó con la siguiente petición: “No puedo resolver el problema. ¿Puedes explicar cómo solucionarlo? Y luego haré todo yo mismo”.
O con la siguiente petición: “No puedo entender la esencia de este término en la historia. ¿Puedes explicarlo con palabras sencillas?"
Por tanto, se puede (y se debe) ayudar a un niño con sus deberes bajo dos condiciones. Primero: el propio niño pidió ayuda.
La segunda condición: no le des al niño un "pez", sino una "caña de pescar". En otras palabras, no haces el trabajo en lugar del bebé, sino que le explicas cómo se puede hacer. Y luego el alumno actúa por su cuenta.